Soy un artista radicado en la lejanía y espesura de los bosques chilotes hace ya un tiempo. Desde aquí, he podido reflexionar acerca de la situación casi forzosa en la que se encuentran muchas personas, de tener que decidir, si continuar con la máscara arrogante y materialista sobre sus ojos, o, valientemente, romper el cerco psicológico que las mantiene en la mediocridad humana.
La sagrada soledad y yo, colaboramos desde aquí, con este trozo de corazón en forma de escultura para mostrar al mundo de las artes plásticas y al intelectual en general, que, entregar un poco de este órgano vital para la vida humana de vez en cuando, es la deuda y la tragedia de un mundo artístico que se alejó cada vez más de su propósito en este universo: transformar la materia por medio del corazón y la razón.
Saludos desde Chiloé.
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