GONZALO ILABACA
VALPARAÍSO CINEMASCOPE
MUSEO BABURIZZA
16 de marzo – 09 de abril
La exposición “Valparaíso Cinemascope” reúne la producción más reciente del artista Gonzalo Ilabaca, pintor neoexpresionista de extensa trayectoria artística. En “Valparaíso Cinemascope” la ciudad puerto, su bohemia de errabundos viajeros y mujeres de belleza nativa vuelve a constituir la cosmogonía y centro de la escena pictórica, referencias que el artista no abordaba desde hace una década.
El recorrido creativo de Gonzalo Ilabaca – que en el último tiempo ha tenido derivas notables tales como “El Libro del Hambre” y su muestra pandémica “Me olvidé de olvidarte: La memoria del olvido” – retorna en “Valparaíso Cinemascope” a su gran leitmotiv que es la ciudad puerto. Densidades históricas, ficticias y vivenciales, se concentran en la mirada del artista, habitante y observador incansable del laberinto porteño desde hace más de 30 años.
Descomprimidas y expandidas en el gran formato apaisado, las pinturas constituyen un guiño a la espectacularidad del cinemascope, potenciando la capacidad narrativa y compositiva de la imagen. De este modo, Ilabaca opta por una concepción oceánica de la ciudad, donde la gran horizontal del Océano Pacífico, paradójica por su presencia ausente e inaccesible, contiene a la verticalidad del paisaje humano, de los cerros, quebradas y arquitecturas, de la ciudad erigida como una cordillera a escalar.
El anfiteatro de la ciudad, sus bares y humanidad configuran un paraíso perdido y una cosmogonía de arquetipos. Los antaño marineros y mujeres errantes devienen ahora en Adán y Venus primigenios. Surgidos de un Valparaíso que ya no existe, conjugan la nostalgia del pasado y del futuro, con la propia ficción del artista, que en su representación del alma de la ciudad, siempre es capaz de enunciar nuevas preguntas y perspectivas creativas.
Tal como Gonzalo Ilabaca señala: “En esta ciudad donde todo su anfiteatro está volcado al mar y donde todo el plan es aledaño al borde costero, los porteños tienen amnesia del mar. Para regresar a ese mar, pinto un Valparaíso oceánico en formato cinemascope y technicolor, donde sus casas, la bahía, el puerto, las naves y sus grúas junto a los bares de marinos y sus banderas, se han convertido en escenarios simbólicos y arcaicos.”