Texto entrevista exposición Vehicultura, diario francés La Vie Quercynoise, 7 de julio de 2022.
EXPOSICIÓN. Un alegre apocalipsis sobre las ruinas de la civilización del automóvil. El sábado 2 de julio fue la inauguración del pintor Lobsang Durney en el marco de la galería Le bistrot du Lot y de la galería La Fournaise en Montcléra. Nacido en 1976, este artista chileno ahora vive y trabaja en Barcelona. Sus obras de carácter surrealista, con colores intensos, nos sumergen en un universo postapocalíptico en el que solo quedan visibles los vehículos desviados hacia las viviendas. La imaginación del espectador se moviliza para reconstituir el escenario en el que cada una de estas visiones portan a un futuro agónico.
La Vie Quercynoise: ¿Cuáles son sus fuentes de inspiración?
Lobsang Durney: Lo “vehicular” se puede definir como la base de mi trabajo, pero es una noción híbrida que combina medios de transporte y cultura, y ante todo mezclado con la catástrofe social y ecológica que produce el capitalismo en estos medios, cuento cómo los vehículos son secuestrados de su uso inicial para finalmente servir como vivienda. Se trata de reciclar esta promesa de progreso contenida en la revolución del transporte y su objeto fetiche el automóvil, en una solución de supervivencia. Pasamos del símbolo de la movilidad al de la inmovilidad de un hábitat precario.
Mi pintura refleja la mutación de un futuro que se suponía muy prometedor y que ya no lo es, hacia un futuro muy incierto. Hemos pasado de la ilusión de la libertad a través de la velocidad, a la inmovilidad de una vida precaria por la crisis. Y para mí, en este contexto, el arte es una de las salidas. El arte se está posicionando para ayudarnos a repensar el futuro.
Mi última exposición en Chile se llamó Distopía Alegre. No se trataba sólo de mostrar la distopía actual, sino de oponerse a ella con formas de armonía visual porque, como dice un viejo refrán chileno “A mal tiempo buena cara”, ante el mal tiempo hay que saber poner una sonrisa en la cara, es una de las misiones del arte convertir lo horrible en algo más llevadero y atractivo.
¿Por qué tus pinturas nunca muestran seres humanos?
Considero que le corresponde al espectador con su ojo y su imaginación poblar estos espacios. Inicialmente, me formé como arquitecto, lo que me dio sensibilidad con la relación entre el hábitat y su entorno y vengo de una ciudad de Chile, Valparaíso, muy especial. Es una ciudad construida sobre colinas, con techos en chapas onduladas, escaleras, ascensores, es sobre todo un
puerto donde existe una antigua tradición de casas pintadas con colores brillantes de la pintura sobrante que se usó para pintar los cascos de los barcos. Así es como el arte más espontáneo, el más popular, puede ayudar a devolver la dignidad a las personas, ayudarlas a recuperar espacios. La pintura es una invitación a la reflexión.
A medida que el capitalismo nos envíe contra la pared, las cosas se distorsionarán cada vez más por este impacto y se verán obligadas a cambiar. Esta mutación es interesante. En una de mis exposiciones recientes titulada Doble Standard, sugerí cómo la economía impregna todas nuestras experiencias y formas, empujándonos a una existencia esquizofrénica, porque al consumir somos consumidos y consumidos, el sistema imperante nos obliga a estar constantemente divididos entre nuestra imposible sinceridad y nuestra propensión a dejarnos seducir, entre nuestro feroz apetito de éxito y lo que toma el lugar de un simulacro. Y el arte nos invita a pensar diferente sobre el mundo por venir, y hacerlo desde nuestros propios recursos.