EXPOSICIÓN PERMANENTE
“Doble Estandar”, del escultor Pablo Villegas y el pintor Lobsang Durney, es un montaje que actualiza la crítica del arte respecto de un poder económico que, en la actualidad, permea todas las experiencias de vida, uniformándolas. Ya sea en versión original o pirateada, nos entregamos de manera optimista a un esquizofrénico ejercicio de consumir y ser consumidos. Con una ética cuanto menos dudosa, nos movemos entre la sinceridad imposible y la falsa adulación, entre el afán voraz del éxito o su endeble simulación. No existe otro norte en este gallinero sociocultural, en que el plumaje se cae a pedazos y lo dicho encierra su opuesto.
Cuerpos contenidos, arquitecturas derruidas, miserias y contradicciones del corpus social se revelan en las telas y esculturas de la exposición. Los artistas han descorrido los velos, dejando a la luz una bizarra entidad socioeconómica que, como lo define Mark Fisher es: “infinitamente plástica, capaz de metabolizar y absorber cualquier objeto con el que tome contacto” Las maquinarias de Lobsang aluden a un onírico detritus cultural. Situadas en la periferia de la degradación, los artilugios orgánico-mecánicos remiten, al decir de Burroughs, a “una máquina blanda”, en lucha inútil contra la dispersión entrópica de sus partes. Villegas, por su parte, recurre a los cuerpos contenidos por la línea y la ortogonalidad, para retratar esa particular introspección de sus personajes. Constatando un engaño radical, en la figuración de Villegas pareciera no haber escape, solo el eterno retorno de lo precario, el optimismo alienado de los esclavos del taca-taca, el habitáculo de acceso imposible, el “Dick in the eye” del mundo global.